what a disturbing text~...
Lophophora williamsii
Rebosante de vida era allá el desierto,
Los nopales por doquier de tu lado izquierdo
Y cuando miraba tus ojos en la llanura
Se confundían simplemente con las verdes tunas.
Ahora recuerdo bien, mis secos labios,
La sed de desesperación me hacía preso
Y con serenidad te acercaste a mi pecho
Cantando una ligera tonada como el viento.
Esa noche me alimentaste con leche de biznaga
Empapaste mis labios con dulce savia
Y con el reverso de tu mano me limpiaste el borde
Hasta darme un tierno beso en la mejilla.
El frio era insoportable cuando en mi brazos te posaste
Juntos vimos volar errantes a los murciélagos pescantes,
Señalaste ahí a lo lejos en el lunar del cielo
y me comentaste que ahí iban los muertos.
Secaste mis lagrimas desoladas antes que fuera preso del sueño,
Me comentaste que no existía el cielo
Simplemente las promesas perduran en el tiempo
Aunque las verdades las interpela el miedo.
Hace ya casi una nonada que empezó el desprecio
Y en medio del sol fulgurante no me dejaste en el suelo
A pesar de que pareciera carroña para zopilote hambriento
Decidiste poner tu mano en mi pecho.
Hoy recuerdo como ese último gesto hizo crecer en mi el amor,
Una flor de una mammillaria pequeña nació en el centro de mi esqueleto.
La muerte no es más que la transformación del suelo
Haciendo que la vida se llene de fuego cuando el cuerpo se lo lleva el tiempo,
Regenerando hasta el ultimo espacio del desconsuelo.
No tengo nada que ofrecerte ahora que estoy en el eterno deceso
Aunque esta flor que frota en mi no hubiera nacidos sin tu ternura
La compartes ahora con un murciélago de la fruta
Que revolotea entre los sueños de las pequeñas dunas.
Y que si con el tiempo mis huesos son consumados,
Y si con el aire mi amor es desgastado,
Y si con el sol mi huella es borrada hasta el ultimo rastro
Lo que cultiva mi alma es eterno allá donde en tu corazón abunda.
Que con una simple llamada de lo que ahora ya no es lamento
Te digo con mis manos espinosas y mis labios carnosos
En la ultima palabra de una vieja cactácea solitaria
Que te amo como los hombres aman el dulce sabor de la locura tras mi cuerpo.
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